domingo, 26 de abril de 2009

El Cimborrio de la Catedral de Toledo

Hay elementos arquitectónicos desaparecidos en Toledo que, desde el momento de su demolición, pasaron al olvido más absoluto. Un caso paradigmático es el del Cimborrio de la Catedral, que pasó a ser historia hacia 1910 y del cual apenas nadie se ha acordado desde entonces.
Cierto es que en una ciudad tan plagada de monumentos, y formando parte de un edificio con tantos elementos dignos de más atención, este sencillo cimborrio pasaba desapercibido a la mayoría de los observadores. Fue tan desdichado este discreto remate cuadrangular que, incluso después de que en 1889 se demoliera a escasos metros de él la Torre del Reloj, apenas nadie le prestó atención y su derribo no provocó sorprendentemente polémica alguna, al menos que yo sepa.
Se trataba de una construcción sin demasiadas pretensiones, ejecutada en el siglo XV, y que presentaba un tejado a cuatro aguas con teja de pizarra coronado por un final puntiagudo rematado por una cruz patriarcal o de Lorena. Presentaba un total de ocho pequeñas ventanas a los lados de las cuatro esquinas.
Sus presencia no era muy notoria en el superpoblado horizonte toledano, especialmente antes de que fuera demolida la Torre del Reloj en 1889, muy cercana al cimborrio. De esta época, en el siglo XIX, datan sus primeras imágenes:
Cimborrio de la Catedral de Toledo y Alcázar vistos desde la Torre de la Catedral hacia 1880. Fotografía estereoscópica de Levy. Colección Luis Alba. Ayuntamiento de Toledo
Cimborrio de la Catedral de Toledo hacia 1880. Fotografía de Levy
Catedral de Toledo en 1857 con la Torre del Reloj y el cimborrio aún en pie. Fotografía de Charles Clifford (detalle)
Cimborrio de la Catedral de Toledo hacia 1860. Fotografía de Francis Frith (detalle)
Catedral de Toledo hacia 1860 con el cimborrio y la Torre del Reloj aún en pie. Fotografía de Francis Frith (detalle)
Cimborrio de la Catedral de Toledo en el siglo XIX. Fotografía de Jean Laurent (detalle)
Cimborrio de la Catedral de Toledo en el siglo XIX. Fotografía de Jean Laurent (detalle)
Torre del Reloj y Cimborrio de la Catedral de Toledo en 1872. Fotografía de Jean Laurent (detalle), Archivo Ruiz Vernacci
Torre del Reloj y Cimborrio de la Catedral de Toledo en 1872. Fotografía de Jean Laurent (detalle), Archivo Ruiz Vernacci
Cimborrio de la Catedral de Toledo y torre del Reloj hacia 1887. Foto Casiano Alguacil
Cimborrio de la Catedral de Toledo antes de 1889. Fotografía de Casiano Alguacil
Torre del Reloj y cimborrio de la Catedral de Toledo antes de 1889. Foto de Casiano Alguacil
Cimborrio de la Catedral de Toledo antes de 1889. Foto de Casiano Alguacil

Tras el derribo de la Torre del Reloj su presencia era algo más patente:
Cimborrio de la Catedral de Toledo y torre de la Catedral antes de 1910. Foto Rodríguez
Cimborrio de la Catedral de Toledo antes de 1910. Foto Rodríguez
Toledo hacia 1890
Catedral de Toledo antes de 1910 aún con el Cimborrio en pie
Catedral de Toledo en 1903 aún con el Cimborrio en pie
Catedral de Toledo con el cimborrio antes de ser demolido en 1910. Foto Moreno
Cimborrio de la Catedral de Toledo antes de 1910. Fotografía de Moreno
Catedral de Toledo antes de 1910 aún con el cimborrio en pie
Catedral de Toledo aún con el Cimborrio antes de ser demolido en 1910
Cimborrio de la Catedral de Toledo antes de 1910. Foto Linares
Cimborrio de la Catedral de Toledo en 1907. Foto Hauser y Menet
Vista del Cimborrio de la Catedral de Toledo aún en pie. Foto Librería Menor
Catedral de Toledo aún con el Cimborrio antes de ser demolido en 1910.
Catedral de Toledo aún con el Cimborrio antes de ser demolido en 1910. Foto Castiñeira y Álvarez
Catedral de Toledo aún con el Cimborrio antes de ser demolido en 1910. Foto Castiñeira y Álvarez
Catedral de Toledo con su Cimborrio en 1907. Foto Hauser y Menet
Catedral de Toledo en 1907 aún con el Cimborrio antes de ser demolido en 1910. Foto Hauser y Menet
Catedral de Toledo en 1908 aún con el Cimborrio antes de ser demolido en 1910. Foto Hauser y Menet
Catedral de Toledo aún con el Cimborrio antes de ser demolido en 1910.

El principio del fin del cimborrio comenzó allá por 1903, cuando saltaron las primeras voces de alarma por el estado de las cubiertas de la Catedral. Así, en la comisión mixta del Senado reunida el 17 de diciembre de ese año, los señores Avilés y Morales solicitaron que se aprobara un crédito para la reparación del templo primado.
Sin embargo, no debió surtir efecto alguno esta propuesta y el deterioro siguió avanzando. En vista de la gravedad de ciertos desperfectos, el 13 de enero de 1909, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando envió de urgencia al arquitecto Fernando Arbós a inspeccionar la catedral para que emitiera un informe.
En febrero de ese mismo año, otros informes del arquitecto del Cabildo así como del señor Velázquez advertían de lo siguiente:

"El arquitecto diocesano dio un informe especificando el estado en que se encontraba el edificio: y en vista del mismo el cabildo decidió abandonar el coro y reunirse en la sala capitular cerrando el paso del público por la nave central. Otro informe del arquitecto Sr. Velázquez, arquitecto del Ministerio de Instrucción Pública y jefe de construcciones civiles, el cual ha visitado la catedral para estudiar la reparación necesaria, ha venido á establecer la verdad del peligro y sus causas. Del informe del Sr. Velázquez se deduce que la nave central no ofrece grandes condiciones de seguridad, aunque el peligro no es tan inminente como en un principio se supuso. Este peligro nace, entre otras causas, de las siguientes:
Deficiencias de construcción, debidas á la diversidad de criterio en el trazado de las obras por los distintos maestros mayores que desde Pedro Pérez tuvo la catedral; el enorme peso que gravita sobre los arcos y bóvedas, pues éstas, en sus claves y muchas aristas, soportan hasta 37 enormes postes de ladrillo, de varios metros de altura, y muchísima madera, de gran valor por cierto; y que el desviamiento de la parte superior de los muros que arrancan de los pilares, algunos también desviados, dan la desproporción de la fuerza de los botareles ó arcos de sostén, que exteriormente y arrancando de los muros de las naves inferiores, contienen y sostienen a los muros salientes más elevados de la nave central, dan la unidad armónica de esta arquitectura, en la que sus pesados y vistosos pináculos aploman y dan fijeza a los muros, contenidos también por otros, llamados contrafuertes de contención.
Resulta pues que la nave central inspira fundados temores de ruina, cuyo inmediato peligro estará en la trepidación que tengan las bóvedas al pretender destruir los enormes pilares que sobre ellas gravitan; pero que de momento no es inminente ese peligro, y que las obras de reparación han de tender principalmente a descargar de peso las claves y sus bóvedas, reformando exteriormente los muros sobre los que descansa la techumbre con ligera y bien entendida armadura".


La noticia corrió por toda España, y un diario de Gerona se hizo eco de la noticia:

"Según noticias de Toledo, en un reciente reconocimiento practicado por los arquitectos én las bóvedas de la Catedral, se ha comprobado que amenazan ruina con gran peligro, en particular la bóveda central comprendida entre la Puerta del Perdón y el coro. Se ha impedido el paso por debajo de la citada bóveda para evitar posibles desgracias. Como el coro donde diariamente se rezan las horas canónicas se halla también en peligro, está preparándose en la iglesia de la Trinidad todo lo necesario para instalar allí el coro. La prensa de Madrid y de Toledo, piden que los amantes de los monumentos artísticos gestionen por todos los medios del Gobierno se proceda á la reparación de la Catedral de Toledo, que es una joya nacional."

En base a estos informes, en el mismo mes de enero se destinaron las primeras 2.500 pesetas, de un total de 15.000 duros, recabadas para iniciar obras de urgencia.

La gota que colmó el vaso, y nunca mejor dicho, fue una tromba de agua que en mayo de ese mismo año 1909 provocó la aparición de goteras hasta en los frescos de Lucas Jordán de la Sacristía. Y eso que ya se habían iniciado los trámites para declarar la Catedral Monumento Nacional, a instancias del Conde de Romanones, que fue quien inteligentemente propuso esta declaración para poder recabar fondos estatales para las obras de restauración. El Rey Alfonso XIII firmó la declaración de monumento nacional el día 14 de mayo.
El día 3 de junio de 1910 el rey aprueba el denominado "proyecto de obras de reparación de cornisa, antepecho y armadura para el crucero y naves altas de la catedral de Toledo" por un importe de 345.766,05 pesetas. La obra fue subastada el 22 de julio, siendo más tarde adjudicada a la empresa Tomás Tercero S.L.
Tras la ejecución de todos los trabajos, la obra se recepcionó oficialmente el día 15 de julio de 1915.

Los trabajos consistieron, entre otras cosas, en aligerar la carga que soportaban las bóvedas, por lo que se decidió derribar el cimborrio. Las fotografías posteriores a 1910 nos muestran ya la Catedral sin su cimborrio, con un aspecto más sencillo y simple, que a algunos les parecerá más feo y a otros les parecerá que permite admirar con más claridad la planta de cruz latina del templo primado.
Catedral de Toledo sin su cimborrio tras ser derribado en 1910
Catedral de Toledo sin su cimborrio tras ser derribado en 1910
Catedral de Toledo ya sin el Cimborrio tras ser demolido en 1910.
Catedral de Toledo sin su cimborrio tras ser derribado en 1910
Catedral de Toledo sin su cimborrio tras ser derribado en 1910
Catedral de Toledo sin su cimborrio tras ser derribado en 1910

En la actualidad aún puede verse la cruz de Lorena que presidía el cimborrio y que fue recolocada en el centro de la cruz latina de las nuevas cubiertas, más ligeras pero también menos vistosas:
Cruz latina de la Catedral de Toledo vista desde la torre

4 comentarios

Jajaja dijo...

Es cierto que la Catedral resulta un poco rara sin un cimborrio que marque el crucero, pero también que el que tenía no le hacía justicia.

arturphoto dijo...

Buenisimo el Documento en Cuestión Eduardo, y la labor de recogida de imagnes, sencillamente genial.

Saludos.

Arturo.

Agustín dijo...

No tenía ni idea de que la Catedral hubiera tenido cimborrio en el pasado. Gracias por la información y, una vez más, enhorabuena Edu.

Anónimo dijo...

Gracias, sabía que había habido un cimborrio pero pensé que era más bonito, ya no me da tanta pena que hubiese que derribarlo.

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